No se puede expresar con palabras el sentimiento que se siente al ver las caritas de Daniela y Marcos en todos y cada uno de los momentos vividos estos cinco días inolvidables, al menos para Anais y para mí.
Lo más importante no era subir a la atracción más alta, a la que más adrenalina provocara, no. Lo más importante era que Daniela y Marcos tuvieran esa sensación de felicidad continua, y si para eso uno de los dos padres tenía que hacer una hora o más de cola para que tuvieran su foto, su abrazo, su charla o simplemente pudieran saludar a Mickey, Pluto, Goofy o a Rapunzel, pues se hacia.
El día era largo, muy largo, a las 7 de la mañana ya estábamos en pie y hasta las 11 de la noche no regresábamos al hotel, pero realmente, no importaba, porque estar desayunando y que venga Mickey a darte los buenos días a la mesa cambia la cara de todos, la de los niños a sonrisa eterna y la de los padres se la cambia a "caratonto" por ver la sonrisa eterna.
Mientras los enanos disfrutaban de las atracciones, a pedir audiencia privada para Daniela con alguna de las princesas teniendo la suerte de conocer en tres días diferentes a cuatro princesas, Merida, Rapunzel, Blancanieves y su favorita, Cenicienta. El momento de espera por ser los siguientes, sin saber qué princesa te encontraras al otro lado de la puerta y la reacción al verla no tienen palabras para describirlos, nuestras caras sí tienen descripción: "caratonto"
A la hora de comer, decidieron que no querían comer que eso era perder el tiempo con todas las cosas que había por allí, así que a por más atracciones.
Por la tarde, Desfile de carrozas. Espectacular la que montan en unos minutos con todos los personajes, la música, el colorido. Imposible no acabar cantando la canción y saludando a Goofy y compañía más que los propios enanos.
Visita a la atracción 4D de Ratatouille, alucinante, Toy Story o alguna otra, a cenar algo y finalmente a despedir el día con el espectáculo de luz, color y fuegos artificiales que se proyecta en, según Marcos, el castillo de Dani.